Nuestra historia comienza en 2015, con nuestro niño de 1 año, que no quedaba otra que apuntarlo a una escuela pues ambos, papá y mamá, trabajaban.
Resultaba difícil, mamá primeriza, no conocía ninguna guarde y era como mi niño,"mi tesoro", en que manos voy a dejarlo, en alguien desconocido.
Mil preguntas pasaban por mi cabeza ¿Se sentirá bien? ¿Llorará mucho? ¿Jugará? ¿Le gustará? ¿Lo cuidarán? ¿Lo tratarán bien? ¿Lo entenderá? Porque claro como madre nos creemos que somos las únicas que lo entendemos.
Pregunté y pregunté y me recomendaron el centro de educación infantil El Triángulo, y pensé: " si me lo han recomendado no estará mal" Allí que fui a verlo. Estaban Vanesa y Pepa y nos enseñaron todas las instalaciones (he de decir que con el tiempo hicieron alguna reforma de mejora).
Me pareció muy acogedora, muchos cuentos y juguetes, y un lugar donde mi hijo no podría estar mal.
Y llegó ese momento: cómo todo las adaptaciones cuestan más o menos en función de cada niño, pero he decir que conforme pasaban los días mi preocupación fue desapareciendo y no porque el niño no le costara separarse de papá y mamá y de la abuela que en este caso es quien lo llevaba(a día de hoy sigue costandole la separación, pero eso ya está en cada niño), era por la tranquilidad que transmitían las seños.
Ellas mismas te ayudan, que no exigen, sobre lo que necesitan los pequeños, y no solo en la adaptación sino durante todo el curso. Además se van subiendo fotos a la agenda que ayuda a los padres a sentirnos un poco más cerca de ellos, de saber que hacen, si ríen o lloran, si juegan o no. La agenda es una herramienta esencial para los padres, pues gracias a ella, puedes tener contacto directo con las seños, o a la inversa, para cualquier duda o comentario que haya que comentar por ambas partes. Por mi parte era fundamental, ya que como he comentado antes , yo no pasaba por la guarde, sin embargo siempre me he sentido informada de todo y al tanto de lo que necesitaba mi hijo.
Con el transcurso de los dos años que estuvo mi hijo, fui viendo como iba aprendiendo y adquiriendo conocimiento y valores(dentro de su edad), la sociabilidad que iba teniendo con el resto de sus amiguitos, cada día era diferente dentro de la rutina que los niños necesitan y hace que eso le transmita tranquilidad, y el último curso se sumaron las excursiones.
Cada día estaba más contenta. Entendí que la guarde no es un sitio donde dejar, es un sitio necesario para los niños, donde juegan, aprenden, sociabilizan, investigan, conozcan....un mundo por descubrir para ellos. Y acabó el curso, con mucha pena, pero los niños tienen que seguir evolucionando.
Pero tuve una nueva oportunidad, llegó mi hija. Ya tenía al niño pacífico, por lo que me tocaba el terremoto, el bichito malito...tenía muy claro, mucho más que con mi hijo, claro está que por la experiencia, que quería que mi hija fuera a la guardería. Pero mi hija era otro mundo, tenía miedo de cómo sería. A diferencia de mi hijo, ella se adapta rápido.
El cariño y el amor que estas seños dedican a cada uno de los niños, no había cambiado, y con mi hija no iba a ser menos. Seguían dando el 100% cada día, ayudando a los padres en todo lo que necesitaban.
Esas clases aún más innovadoras y con las que los niños lo pasan genial, juegan y aprenden a la vez. La información seguía fluyendo por parte de la escuela (me encontraba en la misma situación, papá y mamá trabajan). En ningún momento, nos hemos sentido desinformados por el hecho de no pasar por allí normalmente. Y como siempre ha sido, siempre están dispuestas a ayudar en lo que las familias necesiten.
Solo tengo palabras de agradecimiento hacia estás cinco seños que han dedicado en cuerpo y alma a que la estancia de mis hijos en el centro fuera lo más amena y divertida a la vez que beneficiosa.
Mil gracias a la Escuela infantil el Triángulo: ¡¡no cambies nunca!! ¡¡Os echaremos de menos!!
Y mis niños os llevarán siempre en el corazón.
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