En la primera infancia el niño se encuentra enteramente receptivo a los estímulos sonoros del mundo exterior, que gradualmente se irán elaborando e integrando en la conciencia.
Los sonidos nos envuelven, nos rodean, forman parte de nuestra realidad. Vivimos en un mundo en el que el sonido o su ausencia tienen una enorme importancia.
Los niños se acercan a los distintos sonidos de su realidad más próxima, los perciben, experimentan con ellos, observan cómo existen características comunes y diferenciales entre los mismos.
Desde pequeños van buscando con la mirada el sonido percibido, rechazan los sonidos estridentes o ruidosos, juegan a reproducir lo que han oído, reconocen pequeñas melodías y canciones, clasifican y ordenan sonidos ejercitando con ello la memoria auditiva.
Al mismo tiempo van descubriendo cómo forman parte y pueden ser protagonistas de su propio entorno sonoro puesto que, no sólo son receptores de sonido sino también productores.
Los elementos de la formación auditiva son el sonido y el silencio. En nuestra escuela ayudamos a los niños a descubrir estos elementos y experimentar con ellos a través de diferentes materiales e instrumentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario